Bitcoin no tiene atención al cliente, y eso es muy bueno

En la era digital, Bitcoin surgió como una forma de dinero descentralizada que promueve la libertad financiera, privacidad y seguridad. Sin embargo, esta criptomoneda también demanda una mayor responsabilidad por parte de sus usuarios, algo que representa un cambio de mentalidad en comparación con las costumbres actuales de mucha gente.  

En su esencia y concepción original, solo se necesitan las llaves privadas de una wallet de Bitcoin para acceder a nuestro dinero. La criptomoneda no pide que uno se registre ni se nos asigna un representante de ventas a la hora de ingresar en el llamado “rabbit hole”.  

Eso se traduce en que todo es responsabilidad de uno mismo. Aunque esto puede parecer incómodo para algunos, es un aspecto positivo que promueve una mayor autonomía y empoderamiento. 

Bitcoin ofrece libertad, pero demanda responsabilidad

Una de las principales características de Bitcoin es su naturaleza descentralizada; ni la red ni su criptomoneda están controladas por ninguna entidad central ni existen intermediarios entre las personas y sus bitcoins.  

Esto brinda libertad al usuario para manejar su dinero de forma autónoma, sin necesidad de depender de la aprobación de terceros para crear una cuenta o hacer una transacción. Es, probablemente, el rasgo más revolucionario y liberador de Bitcoin. El núcleo donde radica su potencial. 

Sin embargo, también conlleva una mayor responsabilidad. Los usuarios de Bitcoin deben asegurarse de cuidar sus llaves privadas, necesarias para acceder a sus fondos incluso luego de perder el móvil, laptop o hardware wallet, o si se decide cambiar de wallet por otra de preferencia.

Además, es menester estar alertas ante posibles estafas y fraudes en línea, ya que no hay una entidad que pueda intervenir o protegerlos en caso de pérdida de fondos. El aprendizaje debe ser constante, ya que hasta los expertos tienen descuidos y pierden importantes sumas de dinero. 

Estos recaudos se alejan bastante del modelo tradicional de “faltan fondos en mi cuenta, voy a consultar con el banco”. Estamos demasiado acostumbrados a que un empleado de una megacompañía revise todas nuestras cuentas, conozca todo sobre nosotros (gastos, deudas, saldos, etc) y nos brinde una solución. 

El cambio que propone y exige Bitcoin no es algo negativo, sino todo lo contrario. El primer paso para la autonomía es ser capaz de hacerse cargo de lo que nos toca. 

Nadie tiene tus datos personales cuando usas Bitcoin

A diferencia del sistema financiero tradicional, Bitcoin no tiene políticas de “Conoce a tu Cliente” (KYC, por sus siglas en inglés) ni exige ningún tipo de información personal. 

Esto es muy bueno porque nos exime de filtraciones de las compañías que custodian esta información. Hace muy poco, informamos en CriptoNoticias sobre la filtración de correos electrónicos de 7.000 usuarios de la wallet de Ethereum Metamask.

De nuevo, Bitcoin te da y Bitcoin te exige. En un mundo donde la privacidad y la seguridad en línea son cada vez más importantes, la criptomoneda permite tener el control total de nuestros fondos sin revelar información personal.  

Ahora bien, esto nos obliga a cuidarnos por nuestra cuenta. Recuerda que no tendrás un soporte al cliente que haga de mediador si tu contraparte no cumple con su obligación o si acabas transando con una dirección investigada por el uso de fondos de origen ilícito.    

Bitcoin te obliga a salir de la zona de confort 

El modelo de Bitcoin que venimos describiendo en estas líneas es incómodo para muchas personas, por lo general acostumbradas a que entes externos (bancos, contadores, asesores financieros) resuelvan sus problemas.  

Bitcoin permite una mayor libertad financiera, pero te exige que te hagas cargo. La criptomoneda tiene beneficios ya conocidos por todos, pero otra de sus virtudes es también el promover un cambio de actitud hacia una más activa y responsable.