Bitcoin como reserva de valor, ¿un accidente afortunado?

Algunos grandes hallazgos y avances técnicos de la humanidad se logran después de sus invenciones. A menudo, los investigadores han buscado una cosa y encontrado otra totalmente distinta en el periplo de la ciencia, a veces sin entender las diferencias entre ellas. En otras ocasiones, han producido aplicaciones y resultados útiles apelando a explicaciones incorrectas o buscando objetivos científicos distintos. 

La historia cuenta que Alexander Fleming usó su descubrimiento del primer antibiótico para diferenciar y separar colonias de bacterias en placas de Petri dentro de un laboratorio, y no para curar la neumonía o las infecciones de la sangre.  

Wilhelm Conrad Röntgen estaba experimentando con luminiscencia, usando rayos catódicos, cuando descubrió los «rayos X», una forma de radiación electromagnética con la que es posible realizar una radiografía del cuerpo humano.  

Aparentemente, el viagra nació para tratar la angina de pecho, un tipo de dolor que aparece cuando el músculo cardiaco no recibe suficiente oxigenación a través de la sangre. Solo después se empezó a usar para un segundo propósito, para el que cual sí es efectivo. 

Bitcoin, el criptoactivo creado por Satoshi Nakamoto, nació para ser una red no permisionada, segura y libre para hacer pagos peer-to-peer (P2P). Hoy, conserva todavía los tres primeros atributos, pero no se la considera un medio de pagos, aunque conserve esta capacidad. 

Como los descubrimientos tecnológicos antes mencionados, bitcoin parece haber sido ideado para una cosa y utilizado para otra. Satoshi se refiere a su creación expresamente como un sistema de pagos con dinero electrónico:  

Una versión puramente peer to peer (P2P) del dinero electrónico permitiría que los pagos en línea se envíen directamente de una parte a otra sin pasar por una institución financiera. 

Satoshi Nakamoto, creador de Bitcoin. 

No obstante, los usuarios modernos de bitcoin llamamos a este dinero electrónico y a su red una «reserva de valor», o un activo apto para una reserva estratégica. 

La red de Bitcoin muestra que la gente actúa en conformidad con lo que piensa. Como reportó CriptoNoticias, la red Bitcoin (BTC) atraviesa un periodo de baja demanda: la mempool pasó de listar hasta 287.000 transacciones en diciembre de 2024 a listar solo 3.000 al 5 de febrero de 2025, lo que representa una disminución del 99%. 

Con el cambio de perspectiva o el descubrimiento de una nueva utilidad, Bitcoin no ha perdido sus funciones previas. Todavía puede ser usado como medio de pagos P2P libre, no permisionado y seguro. No obstante, la función nueva de bitcoin es de cierta manera excluyente de su función antigua.  

La red Bitcoin contiene más valor cada año que pasa. Su moneda, BTC, sube de precio en ciclos regulares y más o menos predecibles. Algo que sube de precio a largo plazo no se gasta. Por lo tanto, las personas no usan bitcoin para gastarlo, ni para hacer transacciones, porque es preciso guardarlo, atesorarlo.  

Hoy, Bitcoin es usado como una reserva de valor que garantiza a los participantes propiedad exclusiva sobre sus BTC. Su criptografía de claves es usada por la comunidad a manera de un banco descentralizado, sin dueño, donde cada bóveda de seguridad solo es accesible por sus legítimos propietarios. 

Visto esto, ¿es descabellado concluir que Satoshi Nakamoto quiso crear una red de pagos descentralizada y que, de manera afortunada, terminó creando la primera reserva de valor mundial no federal de la historia mediante un protocolo electrónico?  

¿En un mundo posible, de haber Satoshi intentado crear un sistema de reserva de valor mundial no federado, no es plausible que lograra crear, por el contrario, el medio de pagos electrónicos más eficiente del mundo? 

Otro posible punto de vista todavía más complejo implicaría que bitcoin como reserva de valor no es un accidente, ni una aplicación tecnológica producto de la fortuna.