-
Milei, como presidente prometió libertad económica, pero su apoyo a LIBRA contradice sus ideales.
-
Mientras Bukele aposta por una moneda descentralizada y transparente, Milei respaldó una shitcoin.
Un tuit del presidente de Argentina, Javier Milei, impulsó un 500.000% el precio de LIBRA, un token de la red Solana, pocas horas antes de que colapsara y dejara a miles de personas con pérdidas significativas. Este caso evidencia que, lejos de gobernar con soluciones, algunos mandatarios se centran en generar crisis.
Milei asumió la presidencia de Argentina en diciembre de 2023 con una bandera en alto: la libertad económica. Prometió desmantelar las trabas del Estado, empoderar a los ciudadanos y devolver al país el control sobre su destino financiero. Sin embargo, poco más de un año después, su nombre ahora está vinculado a LIBRA, con lo cual es evidente que Milei no resuelve las crisis, sino que las está multiplicando.
Como lo informó CriptoNoticias, las cuentas vinculadas a los desarrolladores de LIBRA ganaron más de 87 millones de dólares, concentrados en 9 cuentas, con lo que aparenta ser la ejecución de un “tirón de alfombra” (rug-pull), una estafa con criptomonedas en la que los creadores inflan artificialmente el precio de los activos para luego retirar liquidez y desaparecer con las ganancias. Esto sucedió mientras los inversionistas, muchos de ellos argentinos confiados en la palabra de su presidente, quedaron con las manos vacías.
El token fue creado por KIP Protocol, cuyo CEO es Julian Peh, quien habría señalado que no se trataba de una estafa. La empresa subrayó su compromiso con la transparencia y el cumplimiento de las normativas financieras vigentes, asegurando que se trata de un “proyecto serio”. De hecho, Peh se comprometió a disipar las dudas y a garantizar la confianza del público en general. Sin embargo, una gran parte de los integrantes de la comunidad se mantiene escéptica.
En teoría, Javier Milei, como economista libertario, debería comprender los riesgos inherentes a los mercados especulativos y las trampas de proyectos financieros dudosos. Sin embargo, eligió promocionar una shitcoin como LIBRA, una criptomoneda opaca y carente de fundamentos sólidos. Esta decisión, que no solo contradice su discurso de libertad económica, sino que lo relaciona con figuras populistas y tácticas sensacionalistas, distan mucho de los ideales de transparencia y desregulación que dice defender. Este paso en falso pone en duda su capacidad para liderar con coherencia y responsabilidad en un país que clama por soluciones reales.
El respaldo de Milei a LIBRA evoca las tácticas de Donald Trump, el presidente estadounidense que se autoproclamó defensor de Bitcoin, sus acciones —como promocionar su memecoin TRUMP apenas horas antes de asumir su segundo mandato en enero de 2025 y respaldar iniciativas similares, incluido el token de su esposa Melania— revelan un oportunismo descarado, priorizando el beneficio personal y el entusiasmo efímero sobre cualquier principio coherente.
Con ello, aprovecha su influencia para generar entusiasmo y, en muchos casos, beneficios personales o para sus aliados, a expensas de usuarios que confían en las promesas de figuras presidenciales. El resultado, tanto con TRUMP como con LIBRA, es predecible: una rápida pérdida de valor que deja a los inversionistas con las manos vacías y una sensación de engaño.
Tomando en cuenta lo anterior, cabe decir que el de Milei parece un enfoque más populista que libertario, donde la imagen y el impacto inmediato priman sobre la coherencia ideológica o el bienestar de los ciudadanos. ¿Es este el Milei por quien Argentina votó, un líder dispuesto a arriesgar su credibilidad por una shitcoin?
Claramente, la respuesta es negativa si entendemos que Milei defendía un mercado libre sin intervención estatal, pero LIBRA revela que, sin regulación, el sistema se convierte en un campo fértil para estafas. Su discurso choca con la realidad: la “libertad económica” que pregona derivó en especulación y desconfianza.
Además, viola la Ley de Ética Pública, la cual establece que los funcionarios públicos no pueden promover proyectos privados con su investidura, un punto clave en las acusaciones presentadas por la oposición argentina.

Bitcoin o shitcoin ¿qué necesita Argentina?
Mientras Milei se enreda en la shitcoin LIBRA, Nayib Bukele, presidente de El Salvador, sigue consolidando su apuesta por Bitcoin, una moneda descentralizada y transparente que representa un proyecto con fundamentos claros y una visión a largo plazo.
Desde 2021, Bukele promueve la adopción de bitcoin, así como la educación para empoderar a su población. Aunque su estrategia ha enfrentado críticas, nadie puede acusarlo de respaldar una shitcoin sin valor intrínseco. Milei, en cambio, eligió un camino opuesto: en lugar de abogar por una herramienta de libertad financiera genuina, se vinculó con un esquema especulativo que enriquece a unos pocos y deja a muchos en la ruina.
En resumen, mientras Bukele impulsó la adopción de Bitcoin, con infraestructura regulatoria y educativa, Milei respaldó un token sin whitepaper, auditores ni transparencia, priorizando a figuras de dudosa reputación.
Las acciones de Milei llaman particularmente la atención, pues ya muchos le advertían que en el mundo de las criptomonedas existen estafas, y que era mejor tener como aliado a Bitcoin. Esto sucedió a finales de enero cuando compartió una imagen con alguien llamado Hayde Davis (cofundador de Kelsier Ventures, vinculado a KIP Protocol), de quien dijo haber recibido asesoría en criptomonedas.
En ese momento, Milei afirmó: “Seguimos trabajando para acelerar el desarrollo tecnológico argentino y convertir a Argentina en una potencia tecnológica mundial”. Ya entonces, por su retórica resultaba evidente que al emplear términos como “potencia”, “acelerar” y “desarrollo”, Milei evoca el estilo de Trump, que trae a la memoria su icónico “Make America Great Again“. Esta elección de palabras refleja una ambición desmedida, al tiempo que sugiere una estrategia discursiva populista, más enfocada en generar entusiasmo que en sustentar sus promesas con acciones concretas, como queda demostrado con lo sucedido con el token LIBRA.
En definitiva, Milei, como Trump, opera bajo un populismo financiero: promete empoderar al ciudadano. Pero, en la práctica, concentra beneficios en élites cercanas.
En todo caso, el silencio de Milei tras el escándalo —y su intento de borrar el tuit— recuerda a Trump, pero en Argentina, con una economía sin mejoras evidentes, el costo no es simbólico: es el último eslabón de una cadena de promesas rotas.

LIBRA es un daño reputacional difícil de borrar
Sin dudas, el caso LIBRA, es un daño reputacional difícil de borrar para Javier Milei. Su accionar, no es un mero tropiezo, más bien es un mensaje directo enviado a los argentinos de lo que estaría por venir bajo su liderazgo. Es un spoiler de cómo el proyecto mileista podría degenerar. La promesa de “libertad económica” se reduce, por ahora, a un eslogan vacío que encubre prácticas clientelares.
Si un presidente que se proclama defensor del libre mercado y la desregulación termina respaldado shitcoins, cualquiera puede preguntarse ¿qué seguridad existe de que sus promesas de libertad económica no se transformen en un caldo de especulación y desconfianza?
La población de Argentina, agotada por décadas de crisis económicas y promesas rotas, no puede permitirse un líder que avive el entusiasmo de sus ciudadanos solo para abandonarlos a su suerte tras un escándalo. Lejos de ser un error aislado, LIBRA es una advertencia de que la retórica libertaria de Milei podría ser una fachada frágil que esconde una realidad de incoherencia y riesgos innecesarios.
La reacción del gobierno no ayuda a disipar las dudas. Tras el colapso, Milei eliminó su tuit y el Ejecutivo anunció investigaciones a través de la Oficina Anticorrupción y la Unidad de Tareas de Investigación. Sin embargo, la falta de una disculpa o una explicación clara solo refuerza la percepción de negligencia o, peor aún, de complicidad. La oposición ya habla de juicio político, y en las redes sociales, hashtags como MileiEstafador reflejan la ira y la decepción de quienes confiaron en él.
Milei tenía la oportunidad de ser un presidente que resolviera las crisis estructurales de Argentina: la inflación, la pobreza, la dependencia del Estado. En cambio, con LIBRA, creó un escándalo que no solo daña su reputación, sino que pone en jaque la credibilidad de su proyecto libertario. Los presidentes deben liderar con responsabilidad, no jugar con shitcoins. Argentina merece más que esto.
Milei no solo traicionó su discurso, sino que expuso a Argentina a un nuevo ciclo de desconfianza. Mientras Bukele construye, Milei especula. Y en esa apuesta, el sueño libertario se desvanece como el valor de LIBRA: en picada.