Trump, bitcoin y un cisne negro del que nadie está hablando (pero debería)

Cuando se habla de bitcoin (BTC) y cisnes negros, uno piensa en pandemias, colapsos financieros o asteroides cayendo sobre Wall Street. 

Pero… ¿Qué tal un potencial cisne negro con melena rubia y 78 años de edad? Sí, hablamos de Donald Trump, el hombre que podría tener un impacto tan inesperado como determinante en el mercado de bitcoin, no solo por lo que diga o haga, sino por algo tan básico como su mortalidad. 

Es curioso cómo la historia juega con nuestras expectativas. Trump, quien alguna vez calificó a Bitcoin como “una estafa basada en el aire”, ha pasado a prometer una agenda pro-bitcoin que podría hacer sonrojar de orgullo a cualquier maximalista. 

Habla de eliminar barreras regulatorias, incentivar la innovación tecnológica, promover la minería de criptomonedas y crear una reserva nacional estratégica en bitcoin. Básicamente, ha escrito la carta de amor que muchos bitcoiners no sabían que querían recibir. 

Pero aquí está el giro: Trump tiene 78 años, y aunque sus discursos son tan enérgicos como un mitin de adolescentes en un concierto de Taylor Swift, la realidad de la biología es innegable. ¿Qué pasa si su salud le juega una mala pasada y no logra cumplir con sus promesas? 

El cisne naranja en la habitación 

La presidencia de Trump ya sería una montaña rusa de por sí, pero cuando le añadimos el elemento “edad avanzada”, el resultado es un cóctel explosivo. Trump no es precisamente un ejemplo de salud: su dieta parece patrocinada por cadenas de comida rápida, su sobrepeso ha sido tema de debate público, y es bien sabido que el ejercicio físico no es parte de su rutina diaria.  

Aunque sus enérgicas expresiones puedan engañar, la posibilidad de una enfermedad grave, o incluso su fallecimiento, es una variable que no se puede ignorar. 

Para bitcoin, el impacto de algo tan desafortunado como la muerte de Trump podría ir en dos direcciones: un aumento abrupto en su demanda como refugio de valor, o un desplome si los inversionistas deciden que es mejor esconderse debajo de la manta del dólar o el oro.  

En opinión del redactor de este artículo, la opción 2 sería la más probable, al menos en los primeros días. Después de todo, nada asusta más a los mercados que la incertidumbre política. 

Vale aclarar que si Trump no pudiera seguir ejerciendo la presidencia, sería sucedido por su vicepresidente, J. D. Vance que es un reconocido defensor de bitcoin. Así que, probablemente, el ímpetu bitcoiner del gobierno estadounidense continuaría. Eso no impediría que BTC tuviera unos buenos sobresaltos y, quizás, grandes caídas durante algunos días o semanas.

Bitcoin: resiliente pero no inmune 

Dicho todo esto, hay que destacara que bitcoin tiene una ventaja que Trump no: no necesita de una campaña política ni de chequeos médicos anuales para demostrar su resiliencia. Fue diseñado precisamente para resistir el caos, ya sea un colapso económico o una pelea en X entre Elon Musk y un usuario que critica a dogecoin (DOGE). 

Sin embargo, la edad y los hábitos de vida de Trump son un recordatorio incómodo de que, por más descentralizado que sea bitcoin, su precio todavía responde a los vaivenes emocionales de los mercados globales.  

En el caso de un cisne negro como este, los inversionistas son los que decidirán si lo ven como una crisis o como una oportunidad para fortalecer su narrativa. 

Quizás estamos apostando demasiado 

La lección aquí es que ningún bitcoiner debería confiar demasiado en un político, incluso si promete menos regulación, más innovación o la compra de 1 millón de BTC para las arcas estatales. 

Después de todo, Trump es tan impredecible como los movimientos de bitcoin en una jornada de liquidaciones masivas. 

Mientras tanto, la comunidad puede seguir preparándose para lo inesperado, porque si algo nos ha enseñado la historia es que los cisnes negros siempre llegan cuando menos los esperamos. Y a veces, como en este potencial caso, pueden venir en traje, melena rubia, corbata roja y piel naranja.